jueves, 24 de diciembre de 2009

Regalo navideño para todos mis amiguis



Pequeño presente de mí para ustedes, la bandita, los amiguis, los entrañables... Gracias por este año lleno de satisfacciones. Espero disfruten de este disco anti navideño mientras yo me pregunto por qué la pinche virgencita no abortó.
Les dejo la portada, para bajarlo den click aquí.

domingo, 29 de noviembre de 2009

See you

*

Blog en mantenimiento. Vuelvan la semana próxima. los amo mil. los idolatro.

El Filósofo Willi Milano aconseja algunas sanas e intelectuales actividades que puede hacer nuestro estimado público durante nuestra ausencia:
-Visiten redtubi o poringa en compañia de sus hijos y/o sobrinos.
-Vayan con la más vieja de sus tías y denle un apasionado beso en sus tiernas verrugas.
-Inhalen y descubran los placeres del chemo mientras leen Simón simonazo y escuchan cumbia cristiana. Es bueno para la salud.
-Prueben escribir un tratado sobre el olor a pies.
-Filmen un videoescándalo de algún ser querido y súbanlo a Youtubi, recuerden reunirse con la familia para verlo.
-Inventen chismes sobre sus amigos. Y practiquen el cyber bulling con ellos.
-Háganse adictos al queso manchego y funden Mancheadictos anónimos.
-Filmen un documental sobre la importancia histórica y filosófica de los piojos en las escuelas públicas.
-Échense una tacha con Jimmy Huitron y canten Mi Carcachita.
-Finjan una enfermedad mental para entrar al teletón y hagan alguna gracia para hacer reír a Lucerito y que se le escape un pedo.
-Hagan un cover de Chavo banda de los Heavy nopal en versión Ghotic Psychodelic Trance.
-Vean Plutón BRB Nero y acosen a Alex de la Iglesia en su blog.
-Mil cosas más.

Los veo en un par de semanas.
*Willi Milano nació en el DF en 1942. Estudio Filosofía urbana escuchando a Rockdrigo y posteriormente a Amandititita. Está casado con Shakira (una yegua de cinco patas) y vive en un rancho al norte del Estado de México. Es autor de "Toreros sí, toros no", "Musicoterapia para sordos" y "Cómo asesinar a tu abuelita".

miércoles, 4 de noviembre de 2009

No satisfacción

*Dedico este ensayo a Manolo kabezabolo que dio un show tremendo en la ciudad de México a pesar de que sólo habíamos dos o tres fans.

No satisfacción
Hace unas semanas volví a ir a una tocada punk después de varios años, el recital estaba a cargo de un cantautor punk español que venía por primera vez a México. Como es costumbre de los fans, nos preguntábamos si cantaría más temas clásicos que temas promocionales del nuevo disco que nadie conocía y nadie quería cantar, una duda eterna que no se resuelve hasta que se está en el evento. Resultó que el concierto fue un recorrido de su discografía desde los ochenta hasta los discos actuales, y creo que nos dejó a todos muy satisfechos. Yo me lo sospechaba, porque no puede venir una leyenda del punk rock ibérico a México y tocar sólo temas de un disco que ni va a vender porque todos se lo bajarán de Internet. Mientras tocaba esos temas que a todos hicieron mover, en medio de cervezas, anfetaminas y cuerpos sudorosos que gritaban y agitaban las cabezas, me pregunté si en verdad se disfruta tanto cantar las mismas canciones durante los últimos veinte años. Quitar algunas del repertorio y tocar los éxitos de los discos más recientes. Debe ser horrible, repetitivo, aburrido incluso. Mick Jagger debe estar asqueado de siquiera mencionar “I can´t get no satisfaction”; para él, cantar ese tema debe ser como parpadear, como un tic que sin embargo cualquiera, incluyéndome, desearía haber desarrollado.

Mi hermano tuvo la culpa de mi primer acercamiento a la musical y la estética. Tenía yo unos diez años cuando entraba a su cuarto y lo veía todo muy claro desde entonces: el rock and roll y las guitarras eléctricas eran la pura neta, cuando lo veía tocar a un lado de sus posters metaleros agitando su mata, creí que no habría nada más en mi vida, que poseer una guitarra sería lo mejor del mundo. Es facil llevar una y uno no hacía mas que rascarle un poco a las cuerdas para sacar esos sonidos que para esos tiempos ya no asustaban abuelas ni a profesoras de secundaria, pero te hacían sacudir la cabeza a pesar tuyo, pensaba. En ese tiempo descubrí, aunque sin saberlo, mi extrema melomanía. No era un clavado, la verdad, como mi hermano. Escuchaba sus discos de heavy metal al tiempo que también disfrutaba de las canciones rancheras de mamá o los discos de rock clásico de papá. ¿Qué más da un disco que otro? En casi todos ellos encuentras algo nuevo y fresco, incluso cuando escuchas discos hechos hace cuarenta años. En la adolescencia, según la canción de Fernando Márquez, el Zurdo, se carece de prejuicios tontos, y era verdad. No estaba casado con ningún tipo de música, era fiel a toda. Pero pronto perdí ese amor puro y comenzó mi amor por lo excéntrico.

Entrados mis quince años ya poseía, como todos los adolescentes idiotas, la verdad absoluta, según yo. El punk rock era lo más y el metal era para escucharlo alguna vez entre semana. Me cerré a toda la demás música sin más motivo que la estupidez. Aunque fue divertido. Además, en la intimidad de mi cama descubría otro de mis placeres, la literatura. Pero escribir nunca llevaba a nada a los quince o dieciséis años y en las tocadas podías beber cerveza y fumar marihuana casi siempre con tranquilidad. Todo bien hasta que ocurrió mi primer decepción. Qué fácil se veía agarrar una guitarra y soltar gritos. No lo era. Durante mis primeras lecciones de guitarra dije: qué carajo es esto. Me ponían a repetir hasta el hartazgo los mismos movimientos sin llegar a nada, ¿Dónde estaba el arte? En la literatura uno al menos es libre de escribir relatitos ingenuos exagerando aventuras infantiles y auto justificándose. Unos cuantos teclazos, dos mentadas de madre y ya. Eso era la literatura para mí, y las teclas eran mucho más fáciles de tocar que una guitarra o un bajo. Cuando por fin aprendí algunos acordes, intenté sacar “Good save queen” o “The passenger”, pero nunca logré igualarlos. Eso no fue lo importante, pues había visto músicos con poco talento musical pero ingenio para la composición y yo quería escribir canciones. Aún tenía esperanza. Pero ahora, sin vergüenza ni resentimiento puedo decir que nunca tuve el más mínimo talento para hacer una canción, me parecía imposible y hasta hoy lo sigue pareciendo. La música nunca fue lo mío. Y ahora puedo decir con cierta tranquilidad pero no sin envidia, que puedo sentarme frente a la computadora, ver videos, leer, jugar o chatear mientras se me ocurre alguna idea repentina, escribirla en word una sola vez, corregirlo otras cuantas y ya, olvidarme del asunto, escupir la idea antes de que me haga daño. Me puedo incluso arrepentir de escribir cualquier cosa y nunca tendré fans bobos que me exijan que les lea en público un cachito de tal texto, una y otra vez.

Como soy un necio, incluso formé un grupo con algunos amigos. Cantábamos fatal y tocábamos peor. Isac rompía las baquetas en su batería corriente que sonaba como cubetas golpeadas. Omar tocaba el mismo círculo en el bajo en cualquier canción. Javier, el que más rápido se cansó de nosotros daba su toque de ska con la trompeta a nuestras canciones indefinibles. Y yo utilizaba los mismos cuatro o cinco acordes como los dioses me dieran a entender. El resultado fue vergonzoso: tres sesiones de ensayo y la mayoría lo dejamos. Seis horas emborrachándonos en un cuarto casi desocupado de casa de Isak para tocar tres canciones y tocarlas mal. La tortura terminó cuando me di por vencido. No era tan fácil hacer un London Calling. Sólo Isak siguió tocando y se unió a una banda, llevan varios años y parecen un matrimonio. Se disgusta más con su bajista que con su novia (a la que también ha dejado, por culpa de la música), y ahora debe ir a ensayar tres veces a la semana y tocar dos; cinco días a la semana como cualquier empleado.

Yo seguí con la literatura: escribir dos o tres ideas acumuladas como en un bote de basura que se desparrama no me costaba tanto como hacer una canción. Dejé de ir a tocadas pero robaba libros en gandhi (el espíritu puberto-punk seguía ahí) y así conocí a Kiko Amat (¿o fue a Nick Hornby?), y me enamoré de uno de sus personajes del que no recuerdo ni su nombre. Era un Dj y coleccionista de discos que veía a los músicos moralmente inferiores a los melómanos y fetichistas de la música. ¿Qué otra escusa necesitaba? Ahí estaba lo mío. Comencé a bajar música, hartarme de ella, deshecharla, serle infiel y volver con ella tres años después desde la comodidad de mi cama sin que ningún dios me castigue. Trato de manejar a mi antojo mis ideas y mis canciones sin tenerle que ser fiel a ninguna. Puedo hacer personajes tan cínicos y autojustificadores como los de Amat o Hornby y desandar mis pasos, arrepentirme a mis anchas. Ahora que volví a ir a una tocada punk después de mil años veo a ese cantautor como una especie de dios que no deja de eyuacular música y maldiciones, pero su castigo es repetir las mismas ideas hasta el hartazgo, incluso cuando ha dejado de creer en ellas. ¿Qué será de Megadeth ahora que Mustain sólo debe cantar para alabar a Cristo? Sus fans querrán cantar los temas clásicos, chingá.
Y ahora me veo a mí, y prefiero verme como un aferrado a parir y abandonar ideas que no son pegajosas para nadie y aquél que las lea, quizá pensará en ellas y luego las olvidará, las olvidaremos juntos. Todo lo contrario a una tonada que te infecta el cerebro y no puedes dejar de repetir en tu mente, como si se tratara de estornudos incontrolables, de la influenza porcina. Ni modo. Sólo me queda conformarme con el olvido de la literatura porque se me hace más fácil, y acaso para tener algo en común con esos buenos músicos que se llegan a hartar de sí mismos: la absurda idea de creación.
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martes, 3 de noviembre de 2009

Gente chismosa

Pues nada, no voy a venir a regañar a nadie, porque todos semos culpables, ¡no seamos putos!
Moralizar no es lo mío. al contrario, les agradezco amigos míos, su inspiración para mi FUTURO BEST SELLER que tentativamente se llamará Cábula Canibal y el personaje principal será Lajaula.net, aunque con seudónimo.
Esperen nuevos chismes en la página, que son para mí lo que Las musas de carnes insostenibles para Arturo Sodoma. También esperen avances de la novela Cábula Canibal. Mientras les dejaré un ensayo sobre música.
(Por cierto, basado en la publicidad como la que se hizo Eskorbuto, y conservando ese espírito punk de delincuente juvenil he empezado a rayar la ciudad cual grafitero en bardas de colores aburridos. No se espanten si de pronto ven rayado en el baño de su walmart preferido el link de este, su blog amigo)

domingo, 18 de octubre de 2009

Feliz día a todas las Menopáusicas del Mundo


Hoy 18 de octubre se celebra el día de la menopáusia. Espero que ustedes, señoras que alegran nuestras tardes, noches y mañanas, se lo pasen bomba! que sus maridos las lleven a comer a KFC o les den un globo en forma de Trompas de Falopio como bonito detalle. Sin más. Besitos

martes, 13 de octubre de 2009

México Canibal

En México tenemos una gran variedad de comida a la que por desgracia no todos tenemos acceso. Existen los platillos más elaborados como los tradicionales chiles en nogada. También las fritangas más grasosas que todos los mexicanos hemos comido alguna vez: con o sin culpa. Existe la no menos rica comida rápida, casi toda ella con origen norteamericano y perjudicial para la salud como todo lo bueno. Sin embargo, muchos mexicanos actualmente no pueden darse el lujo de comprar carne, y mucho menos consumir en una cadena internacional como McDonalds, donde por cincuenta pesos te dan una hamburguesa del tamaño del ratón de la computadora donde escribo esto.
Considerando que no todos tienen el acceso a comer lo mismo, y que vivimos en un tiempo violento donde estamos más acostumbrados a ver cadáveres que familias felices, podríamos utilizar esos cuerpos inservibles para alimentarnos. Sí, sería un gran gesto de humanismo, otorgar nuestro cuerpo para el bien de los hambrientos; imagínense: tacos de nalga, de tripa, de cabeza, de panza. Un pozole con las piernas gordas de Elba Esther Gordillo para curar una cruda. Miles de posibilidades. Cuánta felicidad existiría en los funerales si en vez de lágrimas y voces bajas hubiera banquetes y carcajadas amistosas.

Los aztecas, así como nuestro caníbal contemporáneo Gumaro de Dios, afirmaban que al comer la carne de un individuo, te alimentabas no sólo de sus componentes nutricionales, sino de sus capacidades y aptitudes. No estoy muy seguro de ello, pero puedo decir como aficionado a la carne de cerdo y de res, que durante el tiempo que las he comido, me he hecho con un cuerpo más o menos humano pero que parece el de un cerdo y conservo la apatía y la pereza de una vaca en el campo en un día soleado.

Hay gente terriblemente sensible, humana y bienhechora que son capaces de regalar sus órganos a otros después de morir. Gente filántropa que no se detiene a pensar si quien recibirá su riñón, hígado o corazón de verdad lo merezca o le dará un buen uso. Pero qué pasa con la gente que, sin deberla ni temerla nació y ha vivido sin oportunidad de tener un plato de carne en su mesa. Debe ser duro ver a los juniors en sus coches en el autoservicio del Carl´s Junior o Burger King cuando lo único que se tiene de comer son tacos de frijoles con chile casi todos los días, y a casi nadie le importe. Así que si el canibalismo dejara de ser ilegal, se terminaría con el hambre de muchos. La carne humana sería corriente y barata porque los humanos sobran y los hay en todas partes. Como perros y taqueros hay en la ciudad de México

Armin Meiwes demostró que existe el placer de ser devorado, los sobrevivientes de los Andes nos enseñaron que se puede sobrevivir con Carne Humana, Albert Fish, el “vampiro de Brooklyn” nos confirmó que no hay nada más delicioso que unas nalgas infantiles azotadas poco antes de morir, y Gumaro de Dios, que en prisión se teme más a un caníbal que a un asesino y por ende se le respeta más: “Tú te los chingas, pero yo me los como” les comentaba a sus compañeros matones.

¿Qué más nos falta? Los seres humanos han demostrado que les gusta asesinarse entre sí. No necesariamente disfruta haciéndolo (o quizá sí), pero lo hace, y por motivos casi siempre económicos (donde también existe por cierto el canibalismo, pues eso que todos deseamos, la Riqueza, no existiría sin devorar riquezas ajenas). Entonces, si un poco de humanismo queda en esta humanidad depravada y perversa, debería aceptarse al canibalismo como práctica común, pues si entiendo bien y le damos un poco de verdad a la frase: Eres lo que comes, puede que el canibalismo nos haga incluso un poco más humanos y menos bestias.

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viernes, 19 de junio de 2009

sábado, 6 de junio de 2009

La hija panochita

La hija panochita

Por: Kimberly Clark


Da una patada en el suelo y grita “Estás pinche operada del cerebro”, parece que ésa es su frase favorita porque cada vez que llego tarde o no llego, la dice. “Cómo crees tú que una señorita decente... aunque bueno, eso de que seas señorita ya ni siquiera me consta. Cómo crees que una pinche mocosa como tú, que no sabe ni limpiarse la cola, se tenga que estar quedando en casas ajenas. ¿Que no sabes que te pueden meter cualquier chingadera en lo que te tragas? Y tú, ni en cuenta. No me quiero ni imaginar lo hijos de la chingada que son esos con los que te juntas. Pinche prepa de malvivientes, nada más porque yo no tengo para pagarte una escuela privada que si no, ni Dios padre te permitiría entrar a uno de esos nidos de lacras” Por fin se calla un momento y toma aire, respira agitadamente. Su respiración siempre suena como si tuviera algo atorado entre la nariz, como un gran moco duro que no puede ni sacar ni meter a su cuerpo. Su cara está morada de coraje y su aliento apesta a alcohol. Fede no quita su mirada de la mesa mientras mastica su trozo de pollo rostizado. Después de unas cuantas respiraciones agitadas y alcohólicas de papá, se levanta y camina hacia la cocina, le sonrío a Fede para que deje de preocuparse, y él hace lo mismo, aunque de mala gana. Nunca me he podido ganar por completo la confianza de este niño. El crudo abre el refrigerador, saca una caguama Corona y la deja sobre el lavadero, se queda de pie un momento, mirando el refri, luego da dos largos pasos hacia el bote de basura y vomita y vomita y vomita, saca todo lo que se bebió anoche y lo que acaba de comer. Él sí puede ponerse hasta la madre de borracho todos los fines de semana pero yo no tengo derecho ni de ir a una fiesta con mis amigos de vez en cuando. Se limpia el hocico, tose, toma su caguama y regresa a la mesa.
Todos nos quedamos callados por un momento, papá ve la televisión mientras mastica y hace esos ruidos de marrano, respira una vez más y dice, casi para sí mismo “Una hija mía debe darse a respetar, mujerzuelas hay un chingo allá a fuera, si hubiera querido eso no me hubiera casado ni tenido hijos, mujerzuelas hay donde sea”.
“Cuando estaba mi mamá también te metías con ellas”
“Cállate hija de la chingada, ¿Cómo me faltas al respeto?” Dice escupiendo un trozo de salchicha que cae en la mesa y brinca cuando da un puñetazo en la mesa. “Tú no tienes por qué meterte en la relación que teníamos yo y tu mamá. Cuando se murió eras una pinche mocosa que no entendía nada. ¡Y todavía lo eres!” Se calla otra vez, en la televisión hablan sobre la gente que vive en los cerros de Iztapalapa y no tienen agua este verano. “Y ahorita mismo, después de comer, vamos a ir a que te hagan una prueba. Te has de haber puesto tan hasta la madre que ni siquiera te has de haber dado cuenta si te hicieron algo, o quién sabe, a lo mejor y hasta tú misma lo provocaste” No digo nada. Desde aquella vez que me golpeó le perdí el miedo. Cuando iba caminando de la mano con Jacobo saliendo de la secundaria. Dijo las mismas palabras idiotas, me dio dos o tres puñetazos en la espalda, lloré un poco... pero no tanto como él; dos horas después, fue a tocar a mi cuarto, borracho, a pedirme perdón y luego se puso a llorar y a balbucear cosas con aliento a cerveza.
Como siempre, sus amenazas se le olvidan y prefiere beber varios litros de cerveza, y ver televisión.
Detesto que haga eso, pero es como un consuelo para él. Subo a mi recámara, me tomo una pastilla de clonazepam que me vendió Victor, me miro en el espejo, no me gusta tener ojeras, las cubro con un poco de maquillaje, aunque no sé si saldré el día de hoy, y no quiero tener problemas con papá en un lapso tan corto. De todos modos, el clona me va a tirar en la cama, más o menos en contra de mi voluntad, bien sabroso. Agarro uno de los libros que me prestó David anoche, tomo el de Pedro Almodovar y me acuesto, ajusto los audifonos a mis oídos y selecciono la carpeta de música electrónica. Me pongo a hojear el libro mientras canto en voz baja y luego me derrota el peso de mi cuerpo y de mis párpados, y me quedo dormida e inmóvil como una roca en medio del desierto.

Despierto y prendo la computadora. Abro el messenger; está Lola, mi tío el de Ciudad Valles, los de la prepa y dos que no sé quiénes son, entre ellos el mismo idiota que me agregó hace un mes y dice que me conoce y que sabe quién soy y que le gusto, según él.

Tormenta del desierto dice:
Hola bonita



Paty McNamara dice:
qué onda, ¿ya me vas a decir quién eres?



Tormenta del desierto dice:
No hasta que me enseñes lo que quiero por la webcam



Paty McNamara dice:
ok



Tormenta del desierto dice:
Te vi ayer en la fiesta, ibas medio tomada, y con tu novio... me imaginé todo lo que pudieron haber hecho cuando se fueron juntos de ahí.



Paty McNamara dice:
ok, no tengo novio



Tormenta del desierto dice:
Llevabas mayones y una falda morada, y una blusa de colores.



Paty McaNamara dice:
¿quién eres?




Tormenta del desierto dice:
Trabajas como mesera en un restaurante de la Roma, vas de lunes a sábado de once a ocho.



Paty McNamara dice:
me confundes. no soy quien buscas



Tormenta del desierto dice:
Patricia Alejandra Juárez Ortega. Tu hermano se llama Federico, tu papá Omar y tu mamá, que murió hace cuatro años, se llamaba Julieta.



Paty McNamara dice:
me llamo Elizabeth y vivo con mi marido, Mauricio, es ex pandillero y vendía drogas en Los Angeles y ahora trabaja para los zetas. por cierto, ya me voy que estamos por comenzar la misa a la Santa Muerte



Tormenta del desierto dice:
Puras pendejadas dices



Paty Mcnamara cerró sesión.



¿Quién podrá ser el idiota que está tras este juego? Que se vaya al diablo, no voy a caer en su juego, de seguro fue el pendejo de José, que siempre hace ese tipo de bromas idiotas, o... Fede. Pero no, Fede no, es demasiado apático. Son las ocho, no es muy tarde llamo a Fátima.
“Bueno”
“Hola mugrosa”
“¿Que pasó Pata?”
“¿Estabas dormida?”
“Pues sí, me estaba quedando dormida, acabo de llegar del trabajo”
“Oye, vamos a tomar un café”
“¿Ahorita? No puedo, a las diez tenemos que recoger al sobrino de mamá que viene de Perú, quiere que estemos todos presentes, yo no quiero, me caen gordos los peruanos, pero de todos modos tengo que ir”
“Es que alguien me está acosando por internet”
“¿Por internet?”
“Sí, no sé quién, sabe toda mi vida. ¿No eres tú verdad?
“Ay, claro que no, ya sabes que ni uso esas ondas”
“Chingá, entonces quién, se sabe toda mi vida. Ya me lo había hecho otras veces pero decía puras tonterías, que quería que me desvistiera por webcam y eso, pero ahora me sacó de onda, me dijo cosas que sólo yo sé. Y siempre me pregunta si salgo con alguien, si estoy enamorada, si soy virgen, imagínate”
“¿No será tu hermanito?”
“Eso pensé pero no... no creo.”
“Mh”
“Bueno... nos vemos luego, si sabes algo avísame. O si sospechas de alguien”
“Sale, adiós, y no dejes que... te... sigan molestando”
“Okey, nos vemos luego”

Cuelgo el teléfono y voy al cuarto de Fede. Abro, está jugando Play Station desde su cama y escucha a The Killers a todo volumen.
“¿Fuiste tú verdad, Federico?”
“¿Yo qué?” Dice sin dejar de atender su juego.
“No te hagas, eres tú el que me está diciendo de vulgaridades por internet”
“¿Qué? Pero si yo hoy ni me he conectado, no me chingues”.
“A ver, prende tu computadora, la voy a revisar”
“No, no ni madres, por qué” Dice y ahora si voltea a verme.
“Ándale, quiero ver” Viene papá, abre la puerta de su cuarto. Se escuchan sus pasos fuertes que vienen hacia acá.
Abre la puerta.
“A ver, qué chingados andas reclamándole a tu hermano? ¿quién te crees o qué? ¿crees que estamos muy contentos contigo, verdad? No llegas a dormir, te quedas con quién sabe quién, haciendo no sé cuantas cosas, y ahora crees que tienes el derecho a insultar a tu familia, y a meterte con su privacidad, ¿no? Deja de jodernos la vida, caray. ¿Por qué no te comportas como una señorita decente, carajo? ¿Te cuesta mucho?”
“Oye pero, esto es entre Fede y yo...”
“No me respondas. Lo que me faltaba, sígueme gritando, síguele faltando el respeto a tu padre. Ándale hija de la chingada.” Salgo del cuarto y papá sale tras de mí. “¿Hasta cuándo vas a dejar de dar problemas, Alejandra, hasta cuándo?” Se va a su cuarto y se encierra azotando la puerta. Entro al mío y me acuesto.

¿Quién carajo podrá ser? Una vez me dijo que mi cuerpo le encantaba, que era la adolescente más buena de toda Tacubaya, no sé si sea Fede, no creo...
Pero esto es distinto... Me conoce.
¿Y si me están vigilando?
Tocan a la puerta. Sólo Federico llama a la puerta, papá siempre grita. Le digo que pase.
“Yo sé quién es”
“¿Quién es qué?”
“El que te chamaquea por internet”
“¿Qué? ¿Eres tú, no?”
“No. Te digo y te lo compruebo, pero antes un favor”
“¿Qué?”
“No vas a querer...”
“Ya dime, no me tengas así. Me duele la cabeza, por favor”
“Consígueme una tanguita de Fátima, tú siempre estás yendo a su casa”
“¿Qué? Estás bien pendejo, hasta crees que voy a hacer algo así, qué asco. Además, ¿tú para qué quieres eso?”
“A la verga entonces, no te digo. Ahí te ves”
“Chingá... pinche enfermo, te lo consigo, pero dime quién es”
“¿Para cuándo me las traes? ¿Cómo sé que me las vas a traer?”
“Mira, voy siempre a casa de Fátima, por eso ni te preocupes, y siempre estoy en su cuarto, y ahí tiene su cesto y... ¡ya dime!”
“Es mi papá. Me lo dijo una noche que no llegaste, estaba bien pedo, dijo que te iba a sacar todo lo que has hecho, que algo te traías, que te portas como una libertina”
“¿Qué? Vete a la chingada Federico, no me vengas con tus pendejadas, no. Vete al diablo. Mi papá... eres un pinche enfermo, deberías ir a que te vea un sicólogo. No mames”
“Ah chingá, que es verdad. Yo no sé, me vas a pagar lo que me debes” Lo dice realmente molesto, aferrándose a sus palabras, como cuando dice la verdad.
Me regreso a mi recámara. Pinche chamaco idiota, ¿cómo se le ocurre decir eso?. Mi papá, que yo sepa, ni siquiera tiene messenger, aunque una vez... una vez lo descubrí revisando mi computadora, y varias veces me ha pedido mi correo aunque siempre le digo que no tengo. Pero no, es mi papá... bueno, aunque, así como es, quizá tampoco sea raro que intente estar enterado de lo que hago por todos los medios posibles... ¿pero para qué?
Me acuesto, apago la luz y enciendo la tele. Me gusta tener las cortinas cerradas todo el día, por la noche no se ve nada excepto la luz de la tele, como ahora. Veo a Los Simpson, un capítulo aburrido. Cuando termina, salgo del cuarto, voy al baño y me doy cuenta de que ya están todas las luces apagadas, sólo se ve un poco de luz en el espacio abierto de la puerta de papa, nunca la cierra porque está muy apretada, y hace mucho ruido al cerrar y al abrir; entonces, según él, si alguna vez entra un ladrón a casa, no haría tanto ruido al salir y sorprenderlo con su revólver.
Entro al baño, me bajo el pantalón con todo y los calzones y orino con la luz apagada. ¿Y si en verdad fuera papá el que me acosa por internet?
Me subo los pantalones pero no le bajo a la palanca del baño, para no hacer ruido. Salgo caminando en puntitas y llego hasta el cuarto de papá. Se escucha la televisión, está viendo noticias. Pero también se escucha otro ruido, un ligero rechinido en la cama y esa respiración de mocos petrificados que intentan salir o entrar pero siguen ahí, en la enorme nariz de mi papá: GGGNNNNRRRRR, GGGGNNNNNNNNRRRRRRRR, GGGGGGGNNNNNNNNNNNNNNNRRRRRRRRRR AAAHHH, OOOHH. Abro la puerta despacio, lo que veo me hace dar la media vuelta enseguida, es papá masturbándose viendo porno en inter... ¿porno? Vuelvo a abrir la puerta, despacio, y logro ver exactamente lo que hay en la pantalla. ¡SOY YO! Está un video en el que me cambio de ropa, pero el cerdo pausa cuando me quito el bra, recuerdo ese día, llegué del trabajo pensando que estaba sola y me cambié para ir a ver a Fátima, luego otro video donde estoy bañándome y uno más orinando. No sé cómo pudo haber tomado las imágenes en el baño. Es un maldito cerdo. ¿Cómo es posible?. Se limpia la mano en un pañuelo que luego arroja al piso. Cierra los videos y abre su bandeja de correo. Escribe uno, no alcanzo a ver lo que dice porque está demasiado lejos, pero puedo ver más o menos la extensión del texto. Pinche pervertido. ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Cómo no me di cuenta? Es un hijo de la chingada, maldito marrano, con razón es tan obsesivo conmigo. ¡Me quiere para él! Qué miedo. Me voy rápidamente hacia mi cuarto, mis lágrimas salen y no sé si sean por decepción, por repugnancia, por miedo, no sé. Abro mi correo electrónico, hay un nuevo mensaje:

De: Tormentor
Domingo 8 de junio. 11:16 pm

Hola panochita dulce y salada, arrugadita y joven. Te tengo en la mira. ¿Sigues sin saber quién soy? Ja ja. Ya me estoy cansando de jueguitos idiotas y de conversaciones estúpidas. Tarde o temprano vas a ser mía. Si no me crees, lo comprobarás. Ya sabes que conozco todos tus movimientos, y sabes bien lo que cierta gente puede hacer con ese tipo de cosas: violaciones, robos, secuestros. Pero no te pido mucho. Simplemente, de hoy en adelante me pondrás todas las noches tu web cam, y te vas a masturbar frente a mí. De lo contrario... cuídate. Ah... por cierto, mañana vas a salir a trabajar a las 10:15 de tu casa, en la cual a esa hora nunca hay nadie. Y mañana tampoco. Te conectas por la noche, belleza.
ATTE: Tormenta del desierto




Es él, no cabe duda, es el mismo correo y mandado exactamente a la misma hora. Me acuesto en mi cama y miro hacia el techo. Me tomo tres pastillas de Rivotril y espero el efecto. Ahora sólo puedo hacer dos cosas, largarme de aquí, y... pagarle a Federico, que no mintió.

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miércoles, 20 de mayo de 2009

¡El ataque de la hija panochita! Coming Soon

Del cerebro creador de Kimberly Clark, escritora que pertenece a la organización no gubernamental LIMOSNEROS ARROGANTES, un relato que escribió con sangre (como Sade) mientras estaba en una celda de castigo en el reclusorio de Santa Martha. Ahora ella es una joven cristiana, activista que lucha por los derechos de los animales transexuales.
Su relato está basado en ese momento de su vida en que supo que su razón de vivir era acosar gente por internet. Pudo sacarle mucho provecho, hasta que terminó en prisión. Todo se paga Kim, de cualquier manera, bienvenida al club.
(Ah sí, esperen el relato La hija panochita, en éste, su blog amigo)

miércoles, 29 de abril de 2009

Lo que sea su voluntá

Pues les comentaré, manas, de lo que se trata este blog más o menos:
Soy escritor, y tal como todos los escritores jóvenes, soy pobre y mediocre. Como sabrán, Internet y droga son fundamentales para mí creatividad, lo cual también significa dinero. Iré poniendo algo de mi obra por acá, toda ella registrada con la licencia Atribución-No comercial 2.5 México de Creative Commons. Toda la obra podrá ser reproducida y difundida como les salga del pito, sin embargo deberán respetar la autoría y no deberá tener fines de lucro (eso nomás yo).
Por lo pronto estará abierta así sin más, podrán leer lo que les plazca, reproducirlo, mezclarlo o difundirlo. Pronto me enteraré de alguna manera para ciber limosnear (por lo pronto, los que me conocen personalmente pueden echarme la mano con drogas, tacos, televisores, coca colas, libros, DINERO EN EFECTIVO, y demás perversiones)
Sin más, les dejó un relato ya registrado. Saludos.

lunes, 16 de marzo de 2009

Cooming soon

Hay un momento en la vida de todo escritor en que vive de la limosna. Y yo no soy la excepción.
No me gusta llamarme escritor, porque la mayoría de escritores que conozco son unos mamones degenerados sin cerebro (aunque habrá alguno que merezcan respeto), sin embargo, tengo que hacerlo.
No soy bueno haciendo nada, y lo que mejor se me ocurrió fue pedir limosna mediante un blog.
Habrá sorpresas. Espérenlas!