martes, 13 de octubre de 2009

México Canibal

En México tenemos una gran variedad de comida a la que por desgracia no todos tenemos acceso. Existen los platillos más elaborados como los tradicionales chiles en nogada. También las fritangas más grasosas que todos los mexicanos hemos comido alguna vez: con o sin culpa. Existe la no menos rica comida rápida, casi toda ella con origen norteamericano y perjudicial para la salud como todo lo bueno. Sin embargo, muchos mexicanos actualmente no pueden darse el lujo de comprar carne, y mucho menos consumir en una cadena internacional como McDonalds, donde por cincuenta pesos te dan una hamburguesa del tamaño del ratón de la computadora donde escribo esto.
Considerando que no todos tienen el acceso a comer lo mismo, y que vivimos en un tiempo violento donde estamos más acostumbrados a ver cadáveres que familias felices, podríamos utilizar esos cuerpos inservibles para alimentarnos. Sí, sería un gran gesto de humanismo, otorgar nuestro cuerpo para el bien de los hambrientos; imagínense: tacos de nalga, de tripa, de cabeza, de panza. Un pozole con las piernas gordas de Elba Esther Gordillo para curar una cruda. Miles de posibilidades. Cuánta felicidad existiría en los funerales si en vez de lágrimas y voces bajas hubiera banquetes y carcajadas amistosas.

Los aztecas, así como nuestro caníbal contemporáneo Gumaro de Dios, afirmaban que al comer la carne de un individuo, te alimentabas no sólo de sus componentes nutricionales, sino de sus capacidades y aptitudes. No estoy muy seguro de ello, pero puedo decir como aficionado a la carne de cerdo y de res, que durante el tiempo que las he comido, me he hecho con un cuerpo más o menos humano pero que parece el de un cerdo y conservo la apatía y la pereza de una vaca en el campo en un día soleado.

Hay gente terriblemente sensible, humana y bienhechora que son capaces de regalar sus órganos a otros después de morir. Gente filántropa que no se detiene a pensar si quien recibirá su riñón, hígado o corazón de verdad lo merezca o le dará un buen uso. Pero qué pasa con la gente que, sin deberla ni temerla nació y ha vivido sin oportunidad de tener un plato de carne en su mesa. Debe ser duro ver a los juniors en sus coches en el autoservicio del Carl´s Junior o Burger King cuando lo único que se tiene de comer son tacos de frijoles con chile casi todos los días, y a casi nadie le importe. Así que si el canibalismo dejara de ser ilegal, se terminaría con el hambre de muchos. La carne humana sería corriente y barata porque los humanos sobran y los hay en todas partes. Como perros y taqueros hay en la ciudad de México

Armin Meiwes demostró que existe el placer de ser devorado, los sobrevivientes de los Andes nos enseñaron que se puede sobrevivir con Carne Humana, Albert Fish, el “vampiro de Brooklyn” nos confirmó que no hay nada más delicioso que unas nalgas infantiles azotadas poco antes de morir, y Gumaro de Dios, que en prisión se teme más a un caníbal que a un asesino y por ende se le respeta más: “Tú te los chingas, pero yo me los como” les comentaba a sus compañeros matones.

¿Qué más nos falta? Los seres humanos han demostrado que les gusta asesinarse entre sí. No necesariamente disfruta haciéndolo (o quizá sí), pero lo hace, y por motivos casi siempre económicos (donde también existe por cierto el canibalismo, pues eso que todos deseamos, la Riqueza, no existiría sin devorar riquezas ajenas). Entonces, si un poco de humanismo queda en esta humanidad depravada y perversa, debería aceptarse al canibalismo como práctica común, pues si entiendo bien y le damos un poco de verdad a la frase: Eres lo que comes, puede que el canibalismo nos haga incluso un poco más humanos y menos bestias.

Creative Commons License
México Canibal by Aldo Rodríguez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 2.5 México License.
Based on a work at futurobestseller.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://futurobestseller.blogspot.com/2009/10/mexico-canibal.html.

No hay comentarios:

Publicar un comentario